domingo, 13 de septiembre de 2015

LA INSOPORTABLE LEVEDAD NACIONAL o QUÉ VOTAR EL 27 S Y NO MORIR EN EL INTENTO

El pasado viernes fue 11 de septiembre, diada nacional de Catalunya, se evidenció de nuevo que el independentismo es un movimiento de masas en Catalunya. He de reconocer que mi falta de sensibilidad nacional ( catalana o española) no me hace sentirme cómodo en el debate. Como ciudadano me cuesta encontrar mi posición y ninguna de las opciones o confluencias políticas existentes me inspiran total confianza. Ni los que van por el eje del nacionalismo ni los que se mueven por el tradicional eje derecha-izquierda.
Esta especie de apatriotismo supongo que es fruto en parte de mi propia ideología y en parte de mis orígenes. Por un lado, considero que la nación, la patria y toda la simbología y discursos que rodean estos conceptos son un invento del poder económico y político decimonónico para que las clases populares, oprimidas y subyugadas en el sistema que los primeros habían ideado, tuvieran algo en común con los ostentadores del poder. Este sentimiento cohesionador ha servido históricamente para cavar trincheras, morir en el frente y últimamente para pitar a Piqué en los partidos que juega con la selección española y para articular V y vías patrióticas. Por otro lado, soy catalán de padres andaluces, me he criado en un barrio donde todos teníamos el perfil social y económico similar y nos comunicamos en castellano.
 He estudiado en la escuela pública con su correspondiente inmersión lingüística, he flipado con bola de Drac, me encantan los potajes, los gazpachos, els calçots, el fuet, la crema catalana, las gachas..., escucho a los Chichos, flamenco, Sabina, Sau, Sopa de Cabra, Serrat, entre muchos otros, he soportado durante mi infancia a Justo Molinero, el chopped Crismona y al gres de la Vaca, y puedo dejar de parecer una persona con sentido común cuando veo jugar al Barça.
Supongo que es por esta especie de esquizofrenia ideológica-cultural la que hace que sea difícil que me posicione basándome en un sentimiento subjetivo nacional.
Aun así, como ciudadano entiendo que estoy obligado a jugar esta partida mediante mi voto, siendo consciente que me hallo ante un tapiz remendado y unos tahúres con las cartas marcadas. 
Quisiera manifiestar todo mi respeto a toda la gente que expresa su voluntad por la independencia y que sale a la calle para hacerlo. El mismo respeto para todos aquellos que no lo hacen ( y no me refiero a esos que señalan el PP o Ciudadanos, que no se enteran y que no se dan cuenta que la sociedad catalana esta en otra liga, es más ni siquiera están en el mismo deporte que ellos). 
The players
Artur Mas, el actual President de la Generalitat, como todo el mundo sabe es el heredero político de Jordi Pujol, quien ha dejado más que acreditada su lealtad a Catalunya pero mucho más la lealtad a su propio bolsillo. El President, pertenece a un partido político salpicado por la corrupción y el desprestigio, que tiene muy claro los intereses de quien representa, y a mi entender no son los de muchos que le apoyan. Más bien son los de una minoría que a lo largo de la historia a pervivido entre dictaduras, repúblicas y monarquías estableciendo felaciones sinérgicas con cualquiera que beneficiase sus objetivos,  desde Cánovas del Castillo hasta Aznar o Felipe González. 
Oriol Junqueras, dilapida una ideología por un sentimiento nacional, lo respeto. En el respeto a los sentimientos de las personas se halla la verdadera esencia de la libertad, pero hacer política es ser pragmático para alcanzar el bien común, y renunciar al espíritu socialdemócrata de su partido ( nada nuevo en Europa, todo hay que decirlo ) con el apoyo implícito a las políticas austerecidas de Mas por tal de coliderar el procés, es una señal de que también juega con las cartas marcadas. Cuan buitre espera su momento, mientras Mas arde en su propia vanidad. Es un sentimiento muy respetable.
El PP, el principal culpable de todo esto, el que contrapone Catalunya al resto de España por un rédito estrictamente electoral. Fueron ellos quienes llevaron L'Estatut al Constitucional (un Estatut aprobado por el Parlament Catalá y retocado por el Congreso) y el que ha mostrado interés cero por el asunto catalán y  cero propuestas. Cegatamente el Partido Popular pensó que oponerse a las pretensiones y sensibilidades catalanas le beneficiaban.
Con estos jugadores la cosa está entre el artículo 8 de Constitución y la declaración unilateral de Independencia.
 Y no señores, la cosa va por otro lado, la sociedad catalana exige más. Pero claro afrontar el tema como realmente se necesita significa cortar el rollo a esta panda de cabrones que se han estado llevando la pasta a diestro y siniestro mientras han gestionado el dinero público. Una vez se lo han fundido y con la excusa de la crisis nos han metido a la ciudadanía un rabo como el de la pantera rosa con cierre de fábricas, recortes en sanidad y educación y legislación antisocial. Y eso tanto en Catalunya  como España . Mientras tanto algunos se desgañitan pitando a Piqué y otros al himno español.
 La nueva política (PODEMOS, CUP,... CIUDADANOS?) deberían echarle pelotas. Que sean conscientes de cual es la realidad de España, que si no es polinacional es multiidiosincrática, si es que existe la palabra, y que su vocación es federal. La Constitución es anácronica e inservible para gestionar la madurez democrática de esta cosa que llamamos sociedad catalana/sociedad española y por lo tanto hay que crear unas nuevas reglas del juego. 
Mi voto está entre Catalunya si que es pot y la CUP. De los primeros no me convencen sus sinergias con los burócratas sindicales que con un nuevo escenario político deberían de desaparecer y de los segundos no estoy al 100% que no acaben bailándole el agua a Artur Mas. Seguiré pensando, pero una cosa tengo clara. El 27S más que nunca hay que ir a votar. Lamento no haberme dado cuenta hasta hoy. 





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